Un segundo de miradas
La miro y ella no se da cuenta. O hace como la que no se da cuenta. Ella no suele mirarme a mí, tal vez porque no le gusto tanto, tal vez porque no se atreve, o porque cree que no es correcto, con lo que tiene encima. Tiene el mundo cogido por donde quiera, por donde a ella le gusta, mi mundo. Parece que a todas le gustan coger el mundo por las mismas entrañas, debe ser un juego, pienso.
No sé si es un juego de miradas, o una apuesta, pero me mira demasiado. Je l´adore, mais c´est pas possible, merde. Tengo novio, y viene dentro de poco, viviré con él, no debo participar en sus absurdos jueguecitos, sobre todo para no hacerle daño. Bueno, la verdad es que yo no lo quiero pasar mal, aunque ahora sí que lo estoy pasando mal. Merde.
Me encanta, no puedo reprimir mis ganas primarias de deseo, ni mis instintos, ni mi corazón, en el que creo. No, no necesito más de una semana para enamorarme, no soy así, no sé por qué cojones no lo entienden, con tantas preguntas, con tantas opiniones, con tantos consejos gratuitos mal dados, porque ellos no saben... qué van a saber, si nunca han vivido al doscientos por cien.
No me atrevo a llamarlo, no quiero pensar como él piensa, pero sé que tiene razón al sentirse "pesado", y yo me siento pesada. No, no. Debo desviar mi atención, una flor, una nueva ciudad, un año que pasará rápido. Tengo que comprar mil cosas aún. Pero él.
Pero ella.
Él.
Ella.
No sé si es un juego de miradas, o una apuesta, pero me mira demasiado. Je l´adore, mais c´est pas possible, merde. Tengo novio, y viene dentro de poco, viviré con él, no debo participar en sus absurdos jueguecitos, sobre todo para no hacerle daño. Bueno, la verdad es que yo no lo quiero pasar mal, aunque ahora sí que lo estoy pasando mal. Merde.
Me encanta, no puedo reprimir mis ganas primarias de deseo, ni mis instintos, ni mi corazón, en el que creo. No, no necesito más de una semana para enamorarme, no soy así, no sé por qué cojones no lo entienden, con tantas preguntas, con tantas opiniones, con tantos consejos gratuitos mal dados, porque ellos no saben... qué van a saber, si nunca han vivido al doscientos por cien.
No me atrevo a llamarlo, no quiero pensar como él piensa, pero sé que tiene razón al sentirse "pesado", y yo me siento pesada. No, no. Debo desviar mi atención, una flor, una nueva ciudad, un año que pasará rápido. Tengo que comprar mil cosas aún. Pero él.
Pero ella.
Él.
Ella.

0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home