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jueves, marzo 15, 2007

Lápiz y papel

Usaba para escribir un lápiz, siempre, sobre el tenue papel que venden como papel reciclado, y que es más áspero que el papel normal, ése que viene en paquetes de cien, o quinientos. Ése que tiene unos tonos amarillentos, y es algo más grueso y acartonado, que produce un sonido más grave al rozar con otro semejante, que la suave caricia de dos folios blancos y límpidos. La superficie de dicho papel, entonces, era mucho más angosta al pasar de la punta del lápiz, y más cuando el grafito arcilloso había sido seccionado verticalmente con un cuchillo de sierra, y los restos de viruta lo granulaban, desviando microscópicamente el recorrido que la trayectoria mental del autor había ejecutado en su cabeza, previamente, para escribir la letra "v". La luz de la bombilla a la que no cubría ninguna lámpara, incidía sobre un lado del instrumento de escritura, pero no conseguía recrear más que los tonos marrones amarillentos, muy de casa antigua, y lo hacía sin resaltar ningún rasgo más que unos pequeños bocados en la madera que envolvía al gris negruzco del mineral. Era pequeño, apenas sí llegaba de una punta a la otra del ancho de la palma de la mano del escritor, unos cuatro dedos de pianista, y su diámetro no se correspondía con tal longitud, ya que era sorprendentemente ancho. Dibujaba sobre la lámina con un trazo también grueso, lo que hacía que la letra fuera de gran tamaño, y que para expresar una sencilla idea se tuviera que servir de varias líneas, nada rentable para la economía de Diego. Diego que olía a madera cada vez que escribía algo para su novia, olía a ese aroma a carpintería, a trabajo y esfuerzo, que desprendía el lápiz capaz de completar cuadernos y cuadernos de la imaginación de Diego. La viruta, mientras tanto, caía del borde de la mesa al suelo, y se acumularía poco a poco y cada vez más a ese extremo, ya que se iba acercando el momento de volver a usar el utensilio de cocina con fines que sólo alimentaban el alma y, por supuesto, el interés de la novia de Diego.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Ains mi pequeño Cortázar...
Diez en literatura
Matrícula de honor en besos

A
D
E
M
A
S

3:25 p. m.  

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