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- Es cierto, dijo el payaso, es cierto todo lo que dices.
Es verdad que mis manos agarran con fuerza, pero delicadas
y tampoco deja de ser real que me oprime este dolor
en los paseos que da mi mente de madrugada,
acobardado frente a una ciudad que ya ha tenido suficiente.
Ha tenido bastante con mis risas, mis caricias,
harta de verme bailar y cansada.
Me vio sonreír y reírme de ella, sus tejados que besé,
sus cornisas que abracé suspendido sobre nada.
Con mi cara de azul y opaco pintada, ya olvidada.
- Tienes razón, comentó, cuando vomitas mis discursos
como quien deja marchar a un amigo sin pesar.
Sí, claro que estás en lo cierto cuando, airado,
y yo distraído, como siempre, me vienes a retar
sabiendo que ganarás, que ya me has ganado el pulso.
Esta ciudad ya ha tenido suficiente conmigo,
y yo entre indignado, acobardado, reprimido
por mis ganas de fluír desde las paredes
que me han visto deambular, errante herido
agarrado a las farolas para alimentarme de su luz.
Por eso ahora te dejo en paz, por eso ya me callo,
porque hemos pasado demasiado tiempo,
yo pisándote, tú sin dejarme beber de tus fuentes,
o dándome una sombra que me impedía ver el sol
que sigue radiante arriba muy caliente.
Y espiando a la vez en tus esquinas mis tristes miradas,
mis malos momentos y poniendo a prueba mi agotada
capacidad de recuperación a la que machacas sin escrúpulo,
ciudad maldita, ciudad maldita, ciudad maldita te abandono
ni por mí, ni por ti. Te abandono porque hace demasiado frío.
Es verdad que mis manos agarran con fuerza, pero delicadas
y tampoco deja de ser real que me oprime este dolor
en los paseos que da mi mente de madrugada,
acobardado frente a una ciudad que ya ha tenido suficiente.
Ha tenido bastante con mis risas, mis caricias,
harta de verme bailar y cansada.
Me vio sonreír y reírme de ella, sus tejados que besé,
sus cornisas que abracé suspendido sobre nada.
Con mi cara de azul y opaco pintada, ya olvidada.
- Tienes razón, comentó, cuando vomitas mis discursos
como quien deja marchar a un amigo sin pesar.
Sí, claro que estás en lo cierto cuando, airado,
y yo distraído, como siempre, me vienes a retar
sabiendo que ganarás, que ya me has ganado el pulso.
Esta ciudad ya ha tenido suficiente conmigo,
y yo entre indignado, acobardado, reprimido
por mis ganas de fluír desde las paredes
que me han visto deambular, errante herido
agarrado a las farolas para alimentarme de su luz.
Por eso ahora te dejo en paz, por eso ya me callo,
porque hemos pasado demasiado tiempo,
yo pisándote, tú sin dejarme beber de tus fuentes,
o dándome una sombra que me impedía ver el sol
que sigue radiante arriba muy caliente.
Y espiando a la vez en tus esquinas mis tristes miradas,
mis malos momentos y poniendo a prueba mi agotada
capacidad de recuperación a la que machacas sin escrúpulo,
ciudad maldita, ciudad maldita, ciudad maldita te abandono
ni por mí, ni por ti. Te abandono porque hace demasiado frío.

1 Comments:
No la abandones...la ciudad se quedaría desierta sin ti...
te quiero
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